...y no cesa. Tiene tres días su marcha imperial. Golpea,
azota, se lleva; trae, bendice, cura. No, no me cura. Tal vez sea la única,
pero no se lleva mi dolor. Dolor punzante, agudo. Jamás antes presente en mí.
Se ha ido, y su enemiga se queda, porque no para. Aquí conmigo
se queda. Aquí conmigo por siempre. Se fue mi bendición, y permanece su rival. La
lluvia, su rival. Mi bendición, mi amada. La lluvia que conmigo se queda, las
lágrimas que no dejaré de derramar...
Vete, pequeña de mi vientre. Corre, y no dejes que la lluvia
te alcance.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Alguna opinión?